El Convento de Religiosas Franciscanas
Concepcionistas de S. Luis de Burgos
Trasladada esta Comunidad a su nueva residencia, junto al Paseo
de los Pisones, en id carretera de Carderiadijo, y destinado su
convento de la calle de Madrid a ser derruido por exigencias del
plano de urbanización de esta ciudad, considero conveniente publicar
en el Boletín algunos fotograbados, que sirvan para dar idea de cómo
era su fábrica e iglesia a los venideros, y conservar memoria del
mismo, publicando algunos datos de su historia, y reproduciendo la
imagen del Stmo. Cristo del célebre convento de San Francisco, que
sse ha venerado en su iglesia después de las leyes de désamortizadón.
Su primera fundación tuvo lugar en 1526 en las proximidades de
la villa de Santa Gadea del Cid, donde ann quedan altos muros, no
lejos del Santuario de Santa María del Espino, y se debió al adelantado
de Castilla, don Antonio de Padilla y su mujer doña Inés
Enríquez, señores de la villa, quienes aprovecharon el solar que antes
habia ocupado el Convento de religicsos Franciscanos de la Observancia,
fundado por el burgalés Fr. Lope de Salinas.
El año 1589, considerando que estaba mal fuera de poblado, dió
licencia don Cristóbal Vela, arzobispo de Burgos, para trasladar la
comunidad a esta ciudad, como así se efectuó en aquel año, vinien,
do en dos veces en coches con ayuda de Los adelantados D. Juan
de Padilla y doña María de Acuña, sin duda accediendo a los deseos
de su hija doña Casilda, que fue abadesa de dicha Comunidad, e
instalándose en la calle de la Puebla, en una casa de D. Francisco de
la Presa, que alquilaron para este efecto a Alvaro de Cuevas en 13
de diciembre de 1590, has1tia que compraron el sitio que han tenido
en Vega, a donde pasó el convento el ario de 1591.
Don Francisco, además de su palacio que conserva su escudo
en la calle dicha, próximo al arco de San Juan, hoy propiedad del
Sr. Martínez Acitores, antes del Sr. Azuelo, quien lo heredó de don
Francisco de La Moneda y Quintanadueñas o sus descendientes, que
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heredaron a su vez el mayorazgo fundado por el primero, tenía
en la misma calle las casas alquiladas por Alvaro de Cuevas y otros
señores, y son las que se levantaban en el emplazamiento de la casa
número 23, duplicado, edificada en este siglo por el Sr. Sainz de la
Maza y que hemos conocido sirviendo de colegio de segunda enseñanza,
llamado de San Luis Gonzaga. Eran grandes y altas. Constaban
de un piso bajo, de piedra sillería, con granda arco de entrada
de medio punto, donde campeaba el escudo de Fáñez de Minaya, conservado
ahora en un accesorio de la nueva casa, el cual, nada tiene que
ver con el de la familia de la Presa, que puede vlerse en la granja
de Vlilargamar. El resto de las casas era de ladrillo y constaba
de dos pisos, tipo burgalés, del siglo XVI.
Desde allí se trasladaron las religiosas a los dos ario's aj convento
expresado, que se levantó en un solo año. Contribuyeron a su
edificación con gruesas cantidades dicho adelantado, especie de autoridad
suprema judicial y administrativa en Castilla, y su esposa.
En 29 de Julio de 1592 compraron a Diego González de Medina,
Santo Domingo Manrique y a D. 4 Ana María de Santo Domnigo Manrique,
su mujer, vecinos de Burgos, según escritura otorgada en
Valladolid, las casas principales de Vega con sus accesorios, huertos,
fuente, estanque, herrenes y todo lo demás por dos cuentos seiscientos
sesenta y cuatro mil ochocientos noventa y dos maravedises.
La iglesia se hizo de nueva planta con ayuda de don Luis Oliva,
canónigo de esta ciudad, quien dió en 1595 diez mil seiscientos ducados
para la obra, e hizo su testamento en Octubre de 1616, y de
doña Bernardina de Aguilar, que legó todos sus numerosos bienes
a la Comunidad, mandando se la enterrase con toda su familia en la
iglesia conventual, y dotó la sepultura, imponiendo la obligación
de ciertos sufragios perpetuos a 5 de noviembre de 1598.
En 1613 salieron de este convento tres religiosas para fundar
en Allaro el de su Orden.
El año 1614 se cerró el convento de Concepcionistas de Bilbao,
y fueron a fundar de nuevo las burgalesas.
En 2 de diciembre de 1618 salieron para Burgos los comisarios
encargados de recoger las monjas de este convento, que habrían
de fundar casa de su Orden en Agreda: Fray Tomás González, don
Juan de la Torrecilla, Fr. Francisco Coronel y don Mateo Orovio:
las monjas eran Sor María Bautista r.le Vergara, Francisca de Villegas
y Martina de Marañón. A principio de Enero partieron todos
para su destino, llegando a Soria el día 6 del mismo mes, año de
1619 y ellas se hospedaron en casa de don Jerónimo Camargo. En
13 de aquel mes se estableció la clausura.
L Fot. PI-LOTO CLUB
Fotogr. núm. I.— Convento de RR. Franciscanas Concepcionistas de Burgos.
(Extcrior de la Iglesia).
Fotogr. núm. 3. — Convento de RR. Franciscanas Concepcionistas de Burgos.
(Retablo-altar del Santísimo Cristo).
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Allí permanecieron hasta el 13 de Agosto de 1623, en que regresaron
a su convento de Burgos, después de haber tenido la dicha
de tratar y ser maestras de novicias de la venerablle y gran escritora
doña María Coronel, conocida con el nombre de Madre
María de Jesús de Agreda, autora de la Mistica Ciudad de Dios, de
su madre doña Catalina de Arana y de su hermana Sor Jenónirna
de la Santísima Trinidad.,
El 2 de Junio de 1624 fue un día fausto para la Comunidad, pues
entró en el convento la imagen de Nuestra Señora de la Viña, llamada
así por haberse hallado en una finca destinada a este cultivo
en término de Valladolid, en ocasión de hallarse allí la reina doña
Margarita de Austria, esposa de Felipe III, y en esta casa redibió
fervoroso culto hasta la invasión francesa, en que desapareció junto
con un libro comenzado en 1605, donde se hacía relación de las gracias
dispensadas por la Santísima Virgen bajo esta advocación, corno
por ejemplo sucedió con un joven completamente tullido, que sus
padres le encomendaron, ofreciendo, si sanaba, dar para su culto
el trigo que pesara y • al punto sanó, pudiendo ir por su pie a dar
gracias a su bienhechora. Sus padres continuaron dando otro tanto
cada año con el mismo destino, según lo habían prometido
En 1677 poseía el patronato del convento el Duque de Lerma,
quien lo heredó de los adelantados de Castilta, señores Padilla, y
proveía cinco plazas en él. Antes habían sido siete.
El edificio situado en la calle de Madrid y en la plazuela de Vega
no muestra al exterior más que las dos fachadas de su iglesia y un
accesorio de dos pisos, mas la pared de cerramiento de su huerta,
que llega hasta las proximidades de la iglesia de San Cosme, y tiene
por límite, como el convento, la manzana de casas, que forma la
calle de San Cosme. (Fotografía núm. 1).
La primera es de piedra de Carcedo, fuera de sus dos portealdas
hechas con la de Hontoria, ambas de estilo greco-romano, como
todo el edificio y arco de medio punto, ofredendo algún interés
la principal a los pies de la nave, que se adorna con un gran escudo
de los Padilla y sus enlaces Acuña y Manrique de Lara, acompañado
de múltiples banderolas. En lo alto se abre una hornacina
con imagen de la Inmaculada en piedra. Ei accesorio servía parta
habitación de la demandadera; sala de locutorio con reja, y habitación
del Capellán en el segundo piso.
El convento, de acuerdo con la sencillez propia de la Orden
Franciscana a que pertenece la Comunidad, es sumamente pobre.
Consta de un claustro central con cinco arcos de medio punto senci-
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llos, sin molduras por cada banda, y sobre ellos un cuerpo d
ladrillo con tres ventanas en cada lado. En torno al mismo se desarrollan
las salas de labor y el coro alto, y las celdas están orientadas
hacia la huerta.
La 'iglesia consta de utka nave de tres vanos, f‘cubierta con
bóveda de arista y en la cabecera se adorna con una pintura de poco
importancia que figura al Espíritu Santo y ángeles. (Fotogr. núm. 2)..
El retablo mayor es uno de los más bellos en estilo rococó, de
Burgos, y ostenta rico dorado. Recibe al centro la estatua de la Purísima
Concepción, tallada en madera y bien estofada, escultura muy:
agradable y de buen estilo, y a los lados las de San Bernardino.
San Buenaventura, San Luis y antes Santa Margarita de Cortona, sustituida
en 1918 por la de la fundadora de la Orden ConcDpcionista
Beata Beatriz de Silva. Hay otros tres altares de poca importancia.
En un retablo moderno, obra de Saturnino López Gómez, sencillo
y de correcto dibujo, acomodado en su stilo al siglo XVI,
recibía culto la estatua del Santísimo Cristo de. San Fraincisco, de
gran 'tamaño y robustas formas, de escula castenona, y autor
desconocido, que fu objeto de gran veneración en la capilla de su
aclvocación, propiedad de la familia de La Torre, que la poseía en
1697, representada por don Miguel de la Torre, regidor de esta ciudad,
desde antes de 1628, en que el pontífice Inocencio X concedióindulgencias
a los que asistieron a las letanías celebradas semanalmente
en la igllesia conventual ante dicha imagen, conforme consta
de un Breve que he podido recuperar de los documentos perten2-
cientes al convento. (Fotogr. núm 3).
Hacia el año 1700 dieron los Padres Franciscanos a las Luisas un
censo en Villazopeque, dejado an su testamento por don Francisco de
la Torre, para alumbrar el Crucifijo. Este, según tradición, habló aL
burgalés Fray Antonio de Burgos, religioso lego, y por no poder
poseer rentas los Franciscanos, lo cedieron con la obligación da
dedicar cada año ochenta reales para alumbrado de la imagen.
En clausura conservan las religiosas una bella •statuíta de
la Inmaculada con Niño, tal como se mostró a lla Beata fundadora.
según tradición de la Orden. Lleva traje de dama del siglo XV y una
coronita florlisada. Es una escultura encantadora, y se supone procede
de la primera fundación de Santa Gadea del Cid, de donde,
según consta, fue llevada a la iglesia de aquella villa una buena
estatua de San Francisco, que algunos han llegado a atribuir a Mena,
aunque sin fundamento. Ambas estuvieron expuestas en el último
certamen de arte retrospectivo de 1921 en esta ciudad.
ee A
Fot. PITOTO CLUB
••••nnn-...•••••n..
Fotogr. nútn, 2. —Convento de RR. Franciscanas Concepcionistas de Burgos. (Interior de la lglesia).
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Igualmente lo fueron algunos buenos libros de cono en pergamino
con lindas iluminaciones, unos debidos a doña Casilda de Padilla,
como el que va dedicado a esta señora el ario de 1601, y otros
procedentes del convento de San Francisco, según pude observar én
la citada Exposición.
También estuvo expuesto un bajo-relieve en madera estofada, resto
de un artístico retablo del Renacimiento.
Entre /as religiosas que más se han distinguido por su nobleza
y virtudes figura la citada doña Casilda, quien residía en VaJlakdolid
con sus padres los Condes de Buendía, los que contando sólo
doce años, y no obstante su repugnancia, la desposaron con su tío
don Martín Padilla, adelantado mayor de Castilla, pero cuando tuvo
ocasión de verse libre, entró en el convento de Carmelitas descal,zas,
que acababa de fundar Santa Teresa de Jesús, según lo refiere la
misma Santa tratando de la fundación de Valladolid. Fué muy caritativa
con los pobres y favorecida del Señor con gracias extraordinarias.
El año 1580 la sacó su familia contra su voluntad de allí, para
llevarla a Santa Gadea del Cid, donde hizo su noviciado y profesión
con la correspondiente dispensa, y en 1589, siendo abadesa de aquella
casa, vino a Burgos, como dijimos. Con ella vivió allí D. Marta
de Acuña, que la acompañó, junto con otras de ilustres familias castellanas
y vascongadas en número de treinta y seis. Entre las muchas
religiosas que han muerto en olor de santidad, menciónanse las siguientes:
María de Acuña, María del Campo, Leonor Temirio, Beatriz
Rebolledo, Ana María de la Ascensión Ruja. María de Orruño y Luiisa
Corcuera.
Merece citarse entre las educadas en e/ Convento y favorecedoras
del mismo, doña Luisa María Padilla, condesa de Aranda.
El Sr. Serrano Sanz, en su obra «Apuntes para una biblioteca
de escritoras españolas», menciona con singular elogio a ésta, diciendo:
«Pocas figuras hay en nuestra historia literaria femenil que
puedan compararse a esta eminente prosista, acaso la más notable
de cuantas florecieron en España durante el siglo XVII, pues
juntöse en ella una rica erudición con la novedad de pensamientos y
un fácil y castizo estilo». Supone Serrano Sanz que naciese en Burgos,
donde consta por su testamento que pasó la niñez, educándose
en el monasterio de la Concepción de San Luis. Esta presunción
la confirma el P. Prieto, incluyendo a D.a Luisa entre los escribres
burgaleses, y es de creer que tuviese buena base para hacerlo, puesto
que se trataba de una contemporánea suya.
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Falleció en Epila el 2 de Julio de 1646.
En su testamento deja esta manda: «Al Convento de Religiosas
de la Concepción de San Luis de la ciudad de Burgos. !p or el
afectuoso amor que las tengo, y reconocimiento del tiempo de mi
niñez que pasé allí. y por ser fundación de la casa de mis padres),
la sumi y cantidad de mil libras jaquesas, las cuales han de emplear
en hacer un ornamento de tela de oro con las armas del Conde mi
Señor y mías; y más, las dejo otras cien libras jaquees para fundación
de un aniversario».
La enumeración de sus obras puede ‘erse en el estudio de Don
Eloy García de Quevedo «De bibliografía burgense»., (Boletín de la
CCIlliSiölt Provincial de Monumentos 1113tól-ices y artísticos de Burgos,
números 56 y 57. págs. 419-21).
Durante la guerra de la Independencia padecieron mucho, porque
como ocurrió a la mayor parte de los edificios grandes de nuestra
ciudad, fue bombardeado su convento por los franceses. En 5
de noviembre de 1808 salieron de él las quince religiosas, de que
constaba la Comunidad. Al año siguiente fue vendido el edificio con
todas sus pertenencias a un francés llamado Antonio Babado.
De las pobres monjas dispersas una se fue andando hasta León,
pidiendo limosna, y recogida por sus Hermanas de aquella ciudad,
allí permaneció hasta que pudo regresar a su casa de origen; tres
de ellas murieron fuera, y fueron enterradas en San Agustín de Burgos.
El día 28 de Julio de 1812 volvió a su convento la Madre Abadesa
Ignacia Perellizo con otra hermana, y a fuerza de ruegos Lograron
del Jefe Político e Intendente de esta ciudad les diese la grada
alta 1121 edificio, única parte habitable. A los cuatro días llegaron
otras dos, pero hasta 1814 no consiguieron l posesión del convento
con todas sus pertenencias, lo que las permitió empezar le
reparación de celdas y demás accesorios, en lo que gastaron Los atrasos
de rentas y muchos donativos.
.Reunidas ya todas las dispersas el 18 de Marzo de 1815, se cerró
la clausura.
En ella vivió tranquila la Comunidad hasta 1842, en que sóló,
quedaron tres, por negar su permiso el Gobierno para recibir más.
En 1845 entraron cinco y no pudieron profesar hasta 1851, por
carecer de licencia para esto.
A 15 de Noviembre de 1868, a las once de la noche, salieron catorce
de ellas de la clausura, sin saber adónde las llevaban, hasta que
Sor Antonia del Río, arrodillada a Los pies del Gobernador civil, señor
Castro, le rogó no les sacase de la ciudad, sino que las llevase al
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convento de sus hermanas de Santa Clara. Acoedió el Gobernador a
su ruego, y reunidos los enseres fueron las restantes en dos ómnibus
facilitados gratuitamente por don Marcelo Dorao. Les acompae
fiaron Fi. Julián Calleja, carmelita descalzo, capellán de la Comunidad,
don Justiniano Casado, presbítero, y los parientes de las religiossas,
siendo recibidas a las doce de la noche con toda caridad flor
las hermanas de Santa Clara. El convento quedó abandonado, debiéndose
su conservación a los muy ilustres señores canónigos don
Félix Martínez, clon Damián Bermejo, y al P. Calleja.
En Diciembre de 1869 fué convertido en Hospicio Provincial, hasta
el 18 de Marzo de 1872 en que fueron repuestas en él, siendo conducidas
en los ómnibus citados y en el coche de D. Bonifacia Acosta,
acompañadas de esta señora y de los citados canónigos, capellán
y parientes de las religiosas.
La escuel& de niñas externas fué fundada en 1893 por la distinguida
dama zamorana doña Asunción Santiago Montero. después religiosa
y abadesa. quien estableció para su sostenimiento dos dotes
perpetuas, una para maestra, religiosa de coro. y otra para auexiltar,
lega. Se inauguró solemnemente en Junio del mismo año, sido su
primera maestra Sor María Angeles Ormaechea, y después Sor María
Paz Rebollo, con título de maestras.
LUCIANO HUIDOBRO Y SERNA.
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