“PERMANECED EN MI AMOR” Paz y Bien Llegados al final de este año jubilar, se nos adentra en el alma un sentimiento de nostalgia semejante al que experimentamos en el día de santa Beatriz, cuando la hora de la tarde apaga en los claustros los ecos de la fiesta. Los días tienen su ocaso, pero no lo tiene el amor. Los jubileos tienen su fin, pero permanece el espíritu que los ha justificado. En esta hora de nostalgia por un jubileo que termina, quiero fijar la mirada sobre lo esencial de vuestra vida, lo que viene de lejos, porque es de siempre y está llamado a permanecer. Perseverancias que hacen Iglesia La Iglesia es una, y lo que de ella se dijo cuando daba sus primeros pasos después de Pentecostés, se dice siempre, también hoy, cuando el Espíritu de Dios la está llevando hacia un mundo nuevo. De la primera comunidad de hombres y mujeres que aceptaron la palabra de la predicación y se bautizaron, se dice en los Hechos de los Apóstoles: “Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42). Y eso mismo ha de poder decirse de quienes formamos en este tiempo último la única Iglesia de Cristo. Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles Considerad lo inefable de vuestra fe. Con palabras pobres nos acercamos en el credo a la fuente que eterna “mana y corre, aunque es de noche”: “Creo en Dios, Padre todopoderoso… Creo en Jesucristo, su único Hijo… Creo en el Espíritu Santo”. Confesamos lo indecible de Dios, porque su silencio se nos ha hecho palabra en el misterio de Cristo Jesús. Por eso, si tú, hermana concepcionista, quieres saber de Dios, si quieres entrar en la oscuridad de su misterio, sentada a los pies del Señor, escucha como María su palabra (cf. CCGG OIC, 40). |
Neste Blog quero tentar mostrar o interior de uma grande beleza de coração que foi o de Santa Beatriz, e o Caminho percorrido por todas as suas filhas: as Irmãs Concepcionistas.